nombramiento de traductor jurado

El trabajo del traductor jurado

En España, un traductor jurado es un traductor acreditado para otorgar carácter oficial y validez legal ante las autoridades a la traducción del contenido de un documento redactado en una lengua distinta de la lengua o las lenguas oficiales del país o la región donde este debe surtir efecto. Su labor está regulada por la Oficina de Interpretación de Lenguas, una de las unidades más veteranas del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, que constituye el máximo órgano de la Administración General del Estado en materia de traducción e interpretación de lenguas.

Hasta aquí parece bastante de sencillo de entender, pero en la práctica son muchas las personas que acuden a nuestra agencia de traducción con una idea equivocada. Por ello, es importante conocer qué hace y qué no hace un traductor oficial. ¡Te lo contamos!

1. Un traductor jurado no es un notario

Un traductor jurado no es un funcionario público ni está autorizado para ejercer las mismas labores que un notario. Hay quien piensa que los traductores oficiales pueden, por ejemplo, compulsar documentos, es decir, emitir una copia que garantiza la autenticidad del documento original y tiene la misma validez que este. El trabajo del traductor jurado consiste, sin embargo, en realizar una traducción y certificar que su contenido coincide plenamente con el del original. Para ello, sella firma cada una de las páginas de la traducción jurada e incluye al final del documento una breve certificación mediante la cual da fe de su nombramiento, así como de la fidelidad del contenido del documento traducido.

No es de extrañar que exista cierta confusión conceptual, ya que este acto es similar a una de las muchas funciones que desempeñan los notarios, pero lo que el traductor jurado hace es que la traducción jurada mantenga la misma validez legal que el original. En ningún caso, puede verificar la autenticidad del mismo, ni es su trabajo hacerlo. Tampoco puede emitir copias compulsadas de sus propias traducciones, aunque sí se le permite imprimir tantas copias idénticas de una traducción como el cliente solicite.

2. Un traductor jurado no está autorizado para legalizar documentos

Todo documento público extranjero debe ser legalizado para tener validez en España y todo documento público español requiere ser legalizado para tener validez en el extranjero, ya sea mediante la Apostilla de la Haya o mediante legalización por vía diplomática o consular. Esto, sin embargo, es algo que no puede realizar ni determinar el traductor jurado. Es más, cualquier instrumento público que precise de una traducción jurada debe ser previamente legalizado en el país de origen, puesto que, para que el documento surta plenos efectos legales, es necesario traducir también dicha legalización.

Asimismo, según el país de origen del documento original o el país donde la traducción va a surtir efecto, cabe la posibilidad de que la traducción jurada deba legalizarse, pese a tener carácter oficial por sí misma. Esto tampoco es competencia del traductor jurado. Debe consultarse a la embajada o consulado del país donde el documento vaya a surtir efecto si la traducción oficial requiere ser legalizada y, en caso afirmativo, será el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación el departamento gubernamental responsable de llevar a cabo este trámite.

3. Un traductor oficial no homologa ni convalida

En lo que respecta a la traducción de documentos académicos, no corresponde a los traductores jurados el proceso de convalidar las calificaciones o titulaciones académicas. Es cierto que para la homologación es necesario presentar una traducción oficial del título o el expediente, pero cada país cuenta con funcionarios responsables de establecer las correspondencias de títulos o calificaciones extranjeros al marco nacional con base en una serie de convenios y tablas de reconocimiento de asignaturas y convalidaciones.

Lo que hace el traductor jurado en este caso es incluir su propuesta de traducción de la nomenclatura del título o añadir una nota explicativa del sistema educativo o de calificaciones del país donde se han cursados los estudios para que no haya lugar a dudas y el cliente no se vea en ningún momento perjudicado. No obstante, como decimos, no es la persona responsable de la traducción jurada quien tiene la última palabra respecto a la resolución de la homologación o la admisión en un determinado programa académico. Su labor consiste (¡que no es poco!) en traducir y garantizar que traducción y original son idénticos.

4. Traductor jurado y asesor jurídico no son lo mismo

Un asesor legal es un jurista, un profesional encargado de, como su nombre bien indica, brindar asesoramiento en los procesos de constitución, gestión y desarrollo de cualquier iniciativa o negocio. Y esto nada tiene que ver con la función para la cual están habilitados los traductores jurados. Es cierto que por sus manos pasan multitud de documentos jurídicos y que la mayoría tienen amplias nociones de Derecho, pero lo más probable es que no contemos con los conocimientos suficientes como para ofrecer asistencia legal. Por tanto, no es a nosotros a quien debes dirigirte en caso de necesitar asesoría.

En resumen, los traductores jurados no somos notarios ni funcionarios públicos ni letrados. Somos profesionales independientes, prestadores de servicios de traducción, con una tarea muy concreta: realizar una traducción correcta, fiel y completa del original y otorgarle validez legal, cumpliendo siempre con la normativa en materia de traducción jurada y garantizando la confidencialidad de los documentos. Un buen profesional debe procurar siempre no extralimitarse en sus funciones.

Esperamos que esta entrada te haya resultado útil, pero si quieres saber más acerca del trabajo del traductor jurado, solo tienes que hacer clic en este enlace. También estamos a tu disposición a través del teléfono 684069214, la dirección de correo electrónico info@betweentraducciones.es y este formulario de contacto para resolver cualquier duda que puedas tener.

Ana Gutiérrez González
Ana Gutiérrez González

CEO y fundadora de Between Traducciones. Soy licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad de Granada y Traductora Jurada de Inglés, habilitada por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España.

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