¿Tu empresa se va a presentar a una licitación en Chile y necesita presentar la traducción de varios documentos? ¿Trabajas cada vez con más clientes internacionales y tienes que firmar contratos redactados en otro idioma? ¿No dispones de tiempo suficiente para traducir los documentos que pasan por tus manos? Es posible que incluso hayas tenido que contratar previamente la traducción de un documento jurídico y el resultado no haya sido el esperado.
La traducción jurídica o legal es una especialidad muy compleja y con una responsabilidad enorme a la que no puede hacer frente cualquier persona. Si existe una disciplina de traducción en la que sea imprescindible contar con traductores especializados es la traducción jurídica y es que, en este ámbito, se requiere un gran conocimiento, no solo lingüístico, sino también legal.
Una mala traducción puede determinar el éxito o el fracaso de una transacción comercial, arruinar la reputación de una empresa e incluso traer graves consecuencias legales. En la traducción jurídica no hay margen de error: debe ser rigurosa, precisa e imparcial, y exige la máxima exactitud y fidelidad respecto al documento original.
¿QUÉ DOCUMENTOS PUEDEN REQUERIR UNA TRADUCCIÓN JURÍDICA?
Podemos definir la documentación jurídica como aquella «generada en la creación, aplicación, difusión e investigación del derecho», y el documento jurídico como «la expresión de esta información jurídica». El contenido de esta información jurídica emplea siempre un lenguaje especial y propio, y tiene una estructura definida acorde con el contenido. En definitiva, este tipo de documentos son redactados generalmente por profesionales del Derecho. Estos son algunos ejemplos:
¿POR QUÉ LA TRADUCCIÓN JURÍDICA ES TAN COMPLEJA?
Los documentos jurídicos suelen contener una gran cantidad de conceptos jurídicos que, a menudo, pueden entorpecer la comprensión de las intenciones comunicativas del emisor, especialmente a medida que aumenta la longitud de los enunciados. La importancia de transferir dichos conceptos, y no realizar una traducción «palabra por palabra», es fundamental. A esto hay que sumar la longitud de las oraciones características del lenguaje jurídico, que con frecuencia dificulta la traducción.
Generalmente, la traducción jurídica busca que el texto surta efectos legales en otro país, por lo que el traductor debe realizar un ejercicio constante de derecho comparado. No es suficiente con dominar los idiomas de origen y destino, ni basta con tener una amplia experiencia en el campo de la traducción. Es imprescindible conocer las dos «culturas jurídicas» que la traducción pone en contacto para no cometer errores que puedan traer consecuencias legales.
Hoy, más que nunca, es esencial contar con una empresa de traducción especializada en traducción jurídica como Between. Un colaborador de confianza que te garantice la más alta calidad y profesionalidad, siempre dentro de los plazos establecidos y bajo la más estricta confidencialidad.