No existe ninguna norma al respecto, pero nuestros traductores jurados intentan imitar el formato del documento original con la mayor fidelidad posible para que al receptor de la traducción le resulte más sencillo encontrar la información y pueda cotejar los datos traducidos con los del original.
Además, el traductor jurado no tiene potestad para realizar ningún tipo de corrección, añadir datos que no figuren en el documento original u omitir detalles que sí aparezcan en el mismo.
En caso de que algún elemento del texto no se pueda leer correctamente, el traductor jurado indicará que esa información es ilegible. Aunque el cliente pueda asegurar de qué se trata, el traductor no lo podrá incluir en la traducción si no aparece de manera clara en el texto.