dia del traductor

Feliz Día Internacional de la Traducción

El mercado de la traducción tiene mucha actividad en Europa y genera un fuerte impacto económico, especialmente en las instituciones de la Unión Europea. Sin embargo, en España, pese a facturar en torno a 449 millones de euros anuales, según los datos más recientes de los que se dispone, es un sector que aún permanece en la sombra, y apenas un 37 % de los profesionales puede vivir en exclusiva de esta actividad. Las pequeñas agencias y los traductores autónomos constituyen el grueso de la oferta de una industria que tiene especial presencia en Cataluña, la Comunidad de Madrid, la Comunidad Valenciana, Andalucía y Galicia, en ese orden.

Únicamente el 24,5 % de los trabajadores del sector de la traducción alcanza el salario medio anual en España, que actualmente se sitúa en los 1695 euros brutos mensuales. Un panorama nada halagador que se ha visto agravado durante la pandemia que hoy vivimos. Según una encuesta realizada por la Asociación Nacional de Empresas de Traducción e Interpretación (ANETI), durante el estado de alarma, el 80,7 % de las agencias de traducción y el 74 % de los traductores autónomos vieron reducidos sus ingresos. Es más, la facturación del 30,4 % de las empresas y el 42 % de los profesionales independientes disminuyó más de un 60 %.

De acuerdo con este mismo estudio, la debilidad de la demanda, la bajada de tarifas por la competencia o la estrategia de futuro poscovid son los aspectos que hoy más preocupan a empresas y autónomos, de los cuales el 53,1 % y el 43,2 %, respectivamente, no espera recuperar su facturación anterior hasta el año 2021. Afortunadamente, desde que en junio se aliviara el confinamiento, la actividad parece remontar lentamente, e incluso han surgido nuevas necesidades de traducción, tales como la traducción oficial de resultados PCR negativos para poder viajar a determinados países europeos, protocolos de contingencia frente a la covid-19 o ensayos de mascarillas y otros equipos de protección personal contra el coronavirus, exigidos, por ejemplo, a aquellas empresas extranjeras que desean participar en una licitación.

Hay quienes opinan que, en un futuro no muy lejano, los traductores humanos seremos reemplazados por traductores automáticos mucho más elaborados y perfeccionados que los que conocemos actualmente. Pero olvidamos que la traducción no consiste meramente en sustituir una palabra por otra, sino que tiene un lado emocional. Como en su día dijo Alberto Manguel: «El traductor es capaz de desmenuzar un texto, retirarle la piel, cortarlo hasta la médula, seguir cada arteria y cada vena y luego, poner en pie a un nuevo ser viviente». Las traducciones son un elemento tan cotidiano en nuestro día a día que apenas reparamos en ellas. En el sector editorial, por ejemplo, el colectivo de traductores españoles representa el 21 % de la facturación.

Pero no solo de libros vive el traductor. Gracias a los traductores audiovisuales tenemos acceso a una enorme oferta internacional de películas, series o documentales; gracias a los traductores técnicos podemos comprender las instrucciones de esa recién estrenada lavadora; gracias a los traductores médico-sanitarios es posible acceder a literatura médica producida en otros países; gracias a los localizadores de videojuegos llegan a nosotros miles de juegos adaptados a nuestra lengua y cultura; gracias a los traductores comerciales muchas empresas logran expandir con éxito su negocio a otros mercados internacionales; gracias a los traductores financieros los expertos del sector pueden trabajar con documentos de carácter económico-financiero redactados originalmente en otra lengua; gracias a los traductores jurídicos los despachos de abogados pueden mejorar su estrategia de comunicación; y gracias a los traductores jurados podemos realizar cualquier trámite oficial que exija la presentación de documentos extranjeros.

Y esta es una ínfima muestra del papel que juegan los traductores profesionales en nuestra economía y vida diaria. Se necesitarían varias páginas para definir suficientemente el papel que juegan los traductores profesionales en nuestra economía y vida diaria. Por tanto, el 30 de septiembre es un día para agradecer a los traductores profesionales su contribución constante, universal y necesaria, a pesar de los tiempos difíciles. Se atribuye al escritor alemán Günter Grass la frase: «la traducción es aquello que todo lo cambia para que nada cambie». Pues que nunca nos falten traductores porque sin ellos el mundo sería más silencioso, y mucho más pobre.

Ana Gutiérrez González
Ana Gutiérrez González

CEO y fundadora de Between Traducciones. Soy licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad de Granada y Traductora Jurada de Inglés, habilitada por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España.

Ir al blog
Ir arriba
Call Now Button